
SOLTAR PARA VOLVER A FLORECER
A veces amar significa sostener, y otras veces significa dejar ir. está es la historia de una mujer que aprendió, entre culpas miedos y valentía, que soltar no es fracaso, si no una forma profunda de amor hacia sí misma y hacia quienes dependen de ella. una reflexión sobre la fuerza que nace cuando elegimos la paz, incluso cuando duele.
REFLEXIONES
Soltar también es una forma de amar.
Durante casi una década compartí mi vida con una persona que llegó a significar mucho mucho para mí.
Fue un amor que marcó una etapa importante, lleno de ilusiones, sueños y promesas compartidas. Pero con el paso del tiempo, todo se transformó.
Ya no era el mismo amor que un día me hacía reír, si no un vinculo cargado de dudas, pausas y momentos en los que el dolor empezó a pesar más que la felicidad.
No fue sencillo aceptarlo. Amaba profundamente a esa persona, y aunque sentía que algo no estaba bien, el miedo a estar sola y la esperanza de que todo cambiaría me hacían quedarme.
Me repeina que por amor se soporta se lucha, se espera.
Pero aprendi que amar no es aguantar, y que un amor que duele mas de lo que sana no es lugar donde quedarse.
Tuve dos hijos con este ser.
Dos razones hermosas que me dieron fuerza incluso cuando todo parecía derrumbarse.
Ellos fueron mi motivo para resistir, pero también mi razón para elegir otro camino.
No quería que crecieran creyendo que el amor es sacrificio y miedo.
Quería que vieran en mí una mujer capaz de levantarse, de elegir la paz, una mujer que enseña -con su propia vida- que nadie merece quedarse donde no se siente bien.
Decidir soltar fue uno de los actos más difíciles y valientes de mi vida.
Sentí culpa, confusión y miedo.
Por momentos pensé que estaba fallando. Pero luego comprendí que no es fracaso elegir el bienestar; que amar también es reconocer cuándo algo ya no puede seguir igual.
Soltar no fue rendirme: fue liberarme.
La culpa aún aparece aveces, como un susurro que pregunta : "¿qué hubiera pasado si...?"
Pero hoy se responderme con amor. Me miro al espejo y reconozco a una mujer fuerte.
Una mujer que sigue aprendiendo a amarse, a perdonarse, a honrar el pasado sin quedarse anclada a él.
Entendí que soltar no significa dejar de amar.
A veces solar es la forma más pura de amor, porque eliges la libertad, la paz y la posibilidad de volver a florecer.
Ahora camino con paso firme, porque todavía duele un poco.
Cada día me recuerdo que hice lo mejor que pude con lo que tenía y sentía mi corazón en ese momento,
mis hijos merecen una madre feliz, no perfecta.
Una madre que aprendió a amar con el alma, pero también a soltar con el corazón.
¿Alguna vez tuviste que soltar algo o a alguien para poder encontrarte a ti mismo?
Me encantaría leerte.
Fénix...
