PERDIENDO EL SENTIDO

Un viaje interior hacia la comprensión de nuestras propias sombras y la posibilidad de encontrar la luz, incluso cuando el sentido parece escapar.

REFLEXIONES

10/13/20252 min read

Perdiendo el sentido:

Muchas veces me he preguntado cuál es la razón de mi situación actual. He buscado culpable en todas partes: mi fecha de nacimiento, mis padres, el sistema, incluso vidas pasadas. He esperado milagros, pero sigo aquí, atrapada en mi propia rutina.

Cada día se vuelve más borroso, más difícil de distinguir, y me duele admitirlo, pero aveces siento que también se me escapa la esperanza.

Estoy en mi casa, con un dolor que no solo atraviesa el cuerpo, si no que también el ánimo. Siento que me vuelvo mas pesada para quienes me rodean, y escribir estas palabras ya es un esfuerzo que me arranca lágrimas.

Necesito ayuda, pero casi nunca la pido. He entendido que este peso es mío.

No necesito soluciones rápidas de quienes miran mi vida desde afuera. ¿Acaso creen que no he pensado en todas las salidas posibles? El camino no es tan simple como las respuestas que algunos dan con ligereza.

Cambiaría casi cualquier cosa por recuperar la claridad que poco a poco se me escapa. Escribo y solo deseo que lo mejor permanezca en mi memoria, porque no estoy segura de tener la fuerza para leerlo después.

Entre sombras y destellos

Y sin embargo no me rindo.

Dentro de mi hay una voz que insiste en que mi anhelo más grande se hará realidad. Sí, pierdo la esperanza a veces, pero después de llorar aparece un respiro inesperado, un pequeño destello en medio de tanta sombra. Ese instante basta para recordarme que sigo aquí.

Quizá este sea el mayor aprendizaje: el sentido no siempre se muestra nítido. Aveces se oculta como una chispa escondida, frágil, pero suficiente para guiarme en la penumbra.

Una pregunta al cielo

¿Qué debo aprender de todo esto?

¿Cuál es mi misión aquí?

Dios, confío en ti, aunque aveces la claridad me falte, dame un poco de tu luz. Enséñame a encontrar la tranquilidad, sin importar cuales sean mis circunstancias. Tú me conoces, tú me creaste perfecta... pero he perdido el manual de uso.

Hoy no comparo mi dolor con el de ortos. Sé que hay quienes están peor, pero esta vez hablo de mí, porque ha llegado el momento de priorizarme y darme la importancia que merezco.

Aquí sigo, adolorida en mi cama, esperando una respuesta... o quizá aprendiendo a verla en medio de la niebla.

Hoy escribo desde mi propia niebla, pero sé que cada lector guarda su propia forma de volver a la luz. ¿Cuál ha sido la tuya? Déjame tu respuesta, porque quizá tu respuesta pueda ser la chispa que otro necesita.

Azul...